En un pueblo cualquiera, de una provincia cualquiera, de un país cualquiera, pero de los denominados del primer mundo, civilizado, culto, con tecnología punta como se escucha en boca de los que están al tanto de las necesidades que tiene un país de esas características.
En una mañana cualquiera unos ojos se abren, mirando a su alrededor, lo mira todo con mirada ausente, como si lo que viera le importara poco, su mente se despierta de una terrible pesadilla que noche tras noche a su mente vuelve, demonios terribles que a ella se acercan, cuando pasa eso su voz no sale de su garganta, entra en un estado de abandono de mente y cuerpo.
El demonio posa sus enormes manos en su pequeño cuerpo y entonces su mente sale de esa triste habitación y su cuerpo queda muerto, el primer día de estas noches de pesadilla, ella le sintió entrar y sus ojos le sonrieron, su boca inocente le regaló un beso y su pequeño cuerpo se acurrucó en sus brazos, buscando el amparo de ese cuerpo que tanto quería.
Pero esa figura se convirtió en ese diablo, ese monstruo, transformándose en el peor de los demonios, quitando la inocencia que habitaba en ese pequeño cuerpo, silenciando su voz robando su aliento, y esta larga pesadilla dura mas de siete años, la vive ella sola, en el más terrible de los silencios.
Y su mente de niña se pregunta ¿cuántos demonios andarán sueltos, en este mundo civilizado?
Y su mente de niña se pregunta ¿cuántos demonios andarán sueltos, en este mundo civilizado?
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