La noche cae lentamente lo mismo que el amor que yo siento
desplegando sus alas el deseo, volando todas mis ansias
a tu cuerpo pegado al mío
siento tu respiración que con la mía se mezcla
como caballos a galope que el mirar se desbocan
agitados deseos que inundan las curvas
de dos cuerpos que al rozarse tiemblan
nuestros ojos se encuentran, nuestras miradas se posan
en nuestros cuerpos desnudos
buscándose, deslizándose, encontrándose
entre sabanas de lujuria y pasión
nuestra piel se roza, se estremece
estallando el deseo, la pasión, que nos llenan de gozo
nuestros labios se buscan se rozan, con suavidad se acarician
hasta que de ellos se apodera el deseo
fundiéndose en un apasionado beso, mezclándose nuestros sabores
piel con piel, caricia con caricia sucumbiendo una y otra vez
a esa loca pasión a esa entrega infinita
fundiendo dos cuerpos, convirtiéndoles solamente en uno.
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