jueves, 27 de abril de 2017

ESENCIAS



Distraída observaba el largo horizonte que ante sus ojos se abría, la luz de la tarde iba dejando palabras escritas con colores de sonrisas, y encontró la melodía perfecta aquella que fue llenando su corazón de sueños y caricias y sintió que su piel se estremecía al revivir en su mente el instante aquel que tu esencia llenó su vida, y su cuerpo tembló como una débil figura hecha de barro y arcilla, y susurró rompiendo el eco que iba dejando el viento y la tarde se inclinó para dar paso a la noche.
Ella, desbordada de sensaciones estaba allí, sintiendo su agitada respiración esperando que la luna iluminara la parte más oscura de su ser, esa parte que la hacia ser otra persona siendo la misma y que a veces se introduce en sus sueños más íntimos desatando una vertiginosa locura entre sus pensamientos revestidos de besos. Extasiada percibe los anhelos escondidos entre las sombras de la noche y el silencio la envuelve y en su rostro va dibujando secretos.
Camina despacio desnudando su interior, marcando en su piel los latidos que su pecho sentía, mientras, las rosas blancas perfuman la noche, ella creyó que las estrellas la regalaban su brillo y sintió que una lágrima rozaba el hilo fino de sus pestañas y se volvió hacia el tiempo que se detiene por primera vez en lo más hondo de su memoria y ella se abandonó en los brazos del recuerdo y sintió la caricia de tus dedos y sin dejar de mirar esa luna que ilumina la noche, grabó cada caricia que dejó tu aliento en la suave piel de sus labios, porque estás dentro de ella, de sus deseos, de sus sueños pero es tu ausencia la que roza su cuerpo, pero ella se rebela ante lo nunca olvidado, ante los sueños que en noches de luna llena la llenaban de fantasías.

"ERA DE NOCHE EN SU CORAZÓN"


Era de noche en su corazón a pesar de que acababa de salir el sol, sentía como un escalofrío recorriendo todo su interior, no sabía como afrontar el día ¿acaso no tendría las fuerzas suficientes? se preguntaba.
En silencio escuchaba los ruidos que entraban desde fuera, ruidos que esa mañana la parecían más inseguros, más inciertos; quizá fuera su estado interior lo que la hacia percibirlos de esa manera.
Parada frente al espejo apenas reconocía la imagen que el cristal la devolvía, sus ojos de un azul claro hoy la parecían más oscuros como presagiando la tormenta que estaba por venir, el pelo (tendría que hacer algo con su pelo) enredado, despeinado, sin brillo. Con lentitud tocó su cara con la punta de sus dedos y notó las hendiduras que el paso del tiempo había dejado en su piel. Con paso lento recorrió la distancia hasta la cocina, se haría un café, pues sentía que estaba vacía, mientas esperaba que el café estuviera listo se distrajo observando todo lo que la rodeaba, la cocina al igual que ella pedía a gritos que la recompusieran. Se tomó su café ensimismada en el entramado de sus pensamientos, estaba en medio de una batalla que sin duda pensaba que la tenía perdida.
Debía buscar alguna salida, renacer de sus propias miedos y de sus propias limitaciones, sería como nacer de nuevo dejando atrás días oscuros en los cuales su piel se fue llenando de cicatrices.
Sería un camino largo y difícil en el cual tendría que superar desde lo más intimo de su ser esa inseguridad que la había invadido todos y cada uno de sus órganos, y se había instalado especialmente entre las paredes de ése que unas veces latía muy despacio y otras la obligaba a pararse asustada del galope que cogía sin pedirla permiso, ese órgano llamado corazón que la mayoría de las veces sus latidos llevaban la contraria a su cerebro.
Se levantó y con la taza en su mano se dirigió a la ventana, apartó lentamente el visillo que la cubría y no la dejaba ver el exterior, de nuevo la vida se mostraba ante sus ojos aunque ella seguía viéndola vacía, tendría que empezar a dominar todo aquello que la rodeaba y transformarlo en algo valioso que la permitiera ordenar y desacerse a la vez de todas sus ataduras.
Intentaba animarse diciéndose que una derrota no es derrota hasta que finalmente lo es y eso solamente dependía de ella misma, sentía que todavía no había escrito la última página de su vida.

sábado, 22 de abril de 2017

"ERA UNA TARDE"



Era una tarde como otra cualquiera, pero la soledad se iba adueñando de cada porción de su piel, la luz entraba por la ventana pero ella solo percibía oscuridad y desgana.
La ansiedad iba apoderándose de su voluntad y parecía que sus músculos no sabían interpretar las órdenes que su cansado cerebro persistía en mandarles. Quisiera gritar, echar afuera lo que lleva escondiendo hace tiempo en lo más profundo de su interior, un deseo recorre su cuerpo, como un rayo que atraviesa las nubes y estalla contra el muro, ese muro espeso y gris que la impide avanzar.
Por un instante cierra sus ojos y entonces miles de sensaciones invaden sus sentidos y estallan deseando escapar por cada uno de los poros de su agitada y envejecida piel.
Siente que va perdiendo la batalla de este viaje en el cual los sueños quedaron atrapados en un puerto lejano y solitario, pero que no dejan de perseguirla, de pegarse a ella como mil suspiros añorando viejas caricias.
Como quisiera sentir en su interior el calor de esos rayos de sol que atraviesan el cristal de su ventana, pero siente frío, está cansada de deambular entre sus pensamientos, agotada de sentirse invisible en estancias vacías, cansada de luchar conta la soledad que invadió su corazón dejándolo vacío, encarcelado entre sombras, deseosa de encontrar un nuevo camino siente y desea que debe aprender a vivir en el olvido.