El corazón se llena de nostalgia
al recordar pasadas primaveras
donde los sueños brillaban como estrellas
y su luz iluminaba el firmamento.
Dulces primaveras con sus dulces palabras
de promesas acunadas por el viento,
donde temblaban las manos
al rozarse con suavidad nuestros dedos.
Los días serenos traían noches de ensueño
en las cuales latían dos corazones hambrientos,
prodigándose caricias dos cuerpos sedientos
y unos labios que temblaban al rozarse con los míos.
Mis ojos se miraban en tu cálida mirada
diciéndose en silencio cuanto se amaban,
la penumbra nos envolvía en ternura
recibiendo abrazados locas madrugadas.
Tu voz suave bálsamo para mi alma
tu a mi lado y el sol saliendo cada mañana,
regalándome rosas cubiertas de rocío
entrelazando tu sueños con los míos.
Llevándonos por caminos de violetas,
escuchando en el silencio
los latidos de tu pecho,
saliendo al encuentro de mi corazón.
En esta primavera solitaria
en la cual tu voz se pierde en el olvido
y los versos escritos se cubren de polvo
en el fondo de ese cajón olvidado.
Busco tu ternura y no la encuentro,
en la penumbra voy dejando mis anhelos
esperando que tu voz rompa el silencio
y tus brazos apacigüen mi cansancio.
En esta primavera que hoy vivo
añoro tus pisadas y tu risa,
busco en mis recuerdo tu mirada
y mis labios tiemblan sin tus besos.
