En la noche negra, la luna se esconde
con su manto negro cubre las estrellas
y en su oscuridad pasean las sombras.
Una joven bella con alma de niña
sueña con su amado, en esta noche negra,
con la rosa aquella que dejó
en sus manos una primavera,
y entre sombra y sombra
el alba llega, dejando suspiros
llenando su falda de gotas de rocío.
Abraza a su almohada, siente escalofríos,
temblando sus manos, temblando su boca,
sintiendo en sus labios el beso primero
que entregó a su amado junto con la rosa,
recuerda y recuerda el manto de estrellas
que junto con la luna, fueron testigos
envidiosas ellas de su amor y entrega.
Fue una noche clara, una noche eterna,
brotando caricias de manos traviesas,
incitando a jugar a dos cuerpos inquietos
aprendiendo juntos, con rubor y sorpresas,
a rozar una piel y sentir su silueta,
llenando de besos rincones traviesos,
bebiendo la esencia de la boca tierna.
En la noche negra, la luna se esconde,
una joven bella sueña con su amado,
rozando su piel, lo tiene tan cerca.
