miércoles, 5 de febrero de 2014

EN EL ANIVERSARIO DE ESOS DÍAS, DE ESA NOCHE


En el aniversario de esos días, de esa noche, donde mi cuerpo tembló como nunca antes lo hizo, cuando la soledad se infiltró en mi corazón hiriéndolo en lo mas profundo, sin saber que esa herida duraría eternamente, cuando mi piel dejó de sentir el roce de tu piel, cuando tus abrazos se perdieron para no volver a sentirlos nunca jamás, cuando tu cuerpo se perdió en la mas negra oscuridad y el tormento de mi vida comenzó al no tener tu presencia.
Cuando las palabras se quedaron sin poder salir de mi garganta y mis oídos sin escuchar tus reclamos, tu risa y tu llanto y tuve que acostumbrar a mis ojos a no ver mas tu cuerpo y no sentir en mí esa dulce y melancólica mirada que tus hermosos ojos azules a mí me dedicaban.

En el aniversario de esos días, de esa noche, en los cuales mis cimientos temblaron, dejándolos al descubierto y comencé a sentir mi triste desamparo, sin sentir tu beso que mis penas calmaban, al no tener tus manos que sostenían el pañuelo que mis lágrimas enjugaban, que aliviaban mi dolor cuando mi cuerpo de niña lo sentía.
Cuando el miedo a la oscuridad tu espantabas, ahuyentando los miedos que a mí me rondaban, y tuve que acostumbrarme a no escuchar tu voz cuando a mí me llamabas, con esas dulces palabras que tanto me gustaban "....hija mía..." y todas mis penas con ellas se iban, tuve que acostumbrarme a no tener tu ternura, tu amor, tus caricias, a no sentir ese manto con el cual cada noche a mí me arropabas.

En el aniversario de esos días, de esa noche, cuando tu corazón descansó eternamente y el mío se paró por un instante, y mil cosas se quedaron por enseñarme, por aprender, por compartir, y tu imagen quedó guardada para siempre en mi retina, al igual que  los olores de mi infancia a ropa limpia, cuando tus manos lavaban nuestra ropa en el agua clara cristalina, el perfume de aquellos lirios que crecían solitarios cerquita del estanque y el dulce sabor de los melocotones que crecían en aquel árbol.
Los años han pasado y mi cuerpo ha ido envejeciendo, he vivido y sentido y ahora con el tiempo he comprendido tu melancolía que siendo una niña no entendía.
Y hoy en el aniversario de esos días, de esa noche, sigo añorando tus abrazos, tus besos que mis penas calmaban, te sigo queriendo y sigo extrañando esas dulces palabras, que en la oscuridad de esta noche, mis oídos quisieran volver a escucharte "...¡hija mía!.." y mi corazón en silencio te dirá "....¡Madre mía!...."  


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