sábado, 31 de enero de 2015

EN LA VERA DEL ARROYO





En la vera verita de aquel arroyo
cantaba la alondra su cante jondo,
suspirando estaba por un palomo
de brillante plumaje y pico corto.

En lo más hondo del valle
contestaba un ruiseñor
regalándola su canto
para alegrarla el corazón.

Columpiándose en la rama
sonriendo está el pequeño gorrión
se limpia su plumaje se siente seductor,
después bate sus alas y se lanza a volar.

En medio del cerro la perdiz asoma,
alzando su vuelo buscando el cielo,
y el sol brillando ilumina el camino
que la traerá de nuevo hasta su nido.

Al borde de la fuente está el jilguero
bebiendo agua fresca con gran salero,
el piquito abre y cierra, está sereno
y después de refrescarse alza el vuelo.

De entre los arbustos sale el mirlo
escondiendo su nido, cerrando el pico,
sintiéndose orgulloso de su plumaje
blanco como la nieve, de intenso brillo.

Dos lindas calandrias se visten siempre iguales,
pasean por el río presumiendo de vestido,
cantando y bailando así pasan el día
esperando que la noche, no traiga mucho frío.

Encerrado entre barrotes llora un canario,
porque un mal día a él lo encerraron,
gime y suspira por una rubia canaria
que en la ventana se posa cada mañana. 

Se escucha a lo lejos el canto del grillo,
en el prado verde se siente muy libre
seduciendo a su amada, buscando su sitio,
saltando y brincando juntos bailan un tango.

En la vera verita de aquel arroyo
canta la alondra por seguidilla,
a su lado revoloteando están sus polluelos
pues con aquel palomo hizo su nido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario