Sacudes tus raíces y mi cuerpo
se estremece, pensando bajo tu sombra
viejo pino, que habitas cerca del camino
que atraviesa el campo.
Como faro altivo y sereno
vigía del tiempo y del silencio,
las piedras del camino algo solitario,
son testigos mudos de las huellas
que en él mis pisadas van dejando.
Las horas como aves de paso
todas iguales, lentamente van pasando,
bajo tu sombra resuena el eco
de un pueblo que vive soñando.
Tus hojas, como agujas afiladas,
al igual que el viejo camino
a veces se sienten olvidadas.
Tú, viejo pino alzas la mirada al cielo
a esa nube blanca que mira en silencio,
esperando que sobre ti derrame
alguna lágrima que haga
estremecer tu sueño eterno.
La tarde muda, el viento la va arrastrando
y el agua en los charcos, refleja
las sombras alargadas de tus hojas,
que juegan con el sol
que en lo alto del cielo se asoma.
En el silencio que acompaña a mi
pensamiento, voy sintiendo el latir
de tu corazón herido,
que dentro de tu viejo tronco se va oxidando.
Pacientemente esperas la sabia nueva,
que será regalo de la nueva primavera,
y a tus pies florecerá alguna flor silvestre,
que sera soplo de vida y a ti
viejo pino, te hará compañía.
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