Hoy las fuerzas no me acompañan,
quizás se perdieron en la niebla,
se alejaron tan deprisa
que olvidaron que yo las necesito,
que sin ellas mi cuerpo
parece un muñeco hecho de trapo,
marioneta que anda y apenas siente,
queda mi cuerpo apático,
vencido, apagado, flotando
en un estado de falsa quietud
como pilares adormecidos
sosteniendo piedra con piedra
los fantasmas que en ellas abitan.
Pasa el tiempo, el reloj con su tic tac
marca las horas, a mi corazón que esta mudo,
horas largas, silenciosas, en una casa callada,
falta de risas, falta de juegos,
solo llena de nostalgia, acompañada de añoranza,
hasta el silencio parece ausente
mis pies se hacen lentos, mis pasos torpes,
¿quién caminará por mis pisadas?
¿quién beberá la hiel amarga,
de esta lenta y cruel agonía?
que sella mi boca, dejándola seca y vacía,
te siento tan cerca, ¡soledad¡
que tatúas mi piel con tu aroma
que va acorralándome, dejándome sin libertad.
Las ilusiones adormecidas piden auxilio,
a los colores que atraviesan las nubes,
que inquietas ellas, buscan consuelo
en ese cielo teñido de azul,
dejando mi alma desnuda, con un sabor amargo
que atraviesa los sueños envejecidos,
con apariencia de noche oscura,
suplico al viento que me devuelva mis fuerzas,
que la niebla se pierda,
por las rendijas del tiempo
y que roben la tristeza a mi silenciosa sombra.
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