La luz del mar que me acaricia
que en vuelve mis sentidos permenente
con sabor a salitre y caracolas
en el litoral azul y verde
de caminos y montañas
y de hermosas playas que en sus orillas
las olas van a descansar
por que aunque el tiempo pase
y pase deprisa o despacio
los olvidos y recuerdos, en mí perduran
como un sueño permanente
que se alza en lo alto de mi mente
deseosa de sentir en mí su aliento
mareando el pensamiento con su brisa
suspirando por los rincones del olvido
el rozar de la arena en mis pies
dibujando corazones en la arena
con ritmos de susurros y suspiros
danzando con la danza del olvido
bailando con sirenas y con musas
desde lo más intimo y profundo
los extraños no entienden que mi lamento
no es en vano, que dejé mi puerta abierta
para que tu entraras por ella
y la niebla entró por la ventana
sembrando la oscuridad dentro del alma
pero no importa, porque la luz
llegará de nuevo, con el renacer del nuevo día
salpicando mi vida de alegría
como lluvia que del cielo caía
y se durmieron mis recuerdos
y los guardé en la oscuridad del viejo armario
y tiré la llave al fondo, de ese mar que tanto extraño
y dormiré con rumor de olas, de cantos de sirenas y de musas
deslumbrándome con su brillo las estrellas
en las noches de luna llena
donde bailan el pasado y el presente
con la danza del querer tan profundo
por la luz del mar, que me acaricia.
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